martes, marzo 11, 2008

y llegó la noche en la tita...

QUINCUAGÉSIMO QUINTO PASO
Pampa duerme un ratito, me baño yo. Lo despierto, se baña él, preparamos unos cartelitos, tomamos once rapidito y salimos con la panza hinchada. "No les conviene tomare micro, con cien pesos se toman un taxi colectivo en la rotonda y llegan enseguida". Hacemos caso a Iván. Plaza Perú, caminamos, nos empezamos a internar en Agüita de la Perdíz (mítica población de Concepción, una de las primeras ocupaciones territoriales de Latinoamérica, próxima a cumplir cincuenta años), bajamos una escalerita. Ya estamos en el bar de Tita. Beso a la doña hermosa esta, saludamos a Alfredo, su hijo y empezamos a armar todo. Nos hemos cruzado en Plaza Perú, con los cabros santiaguinos y con otros amigos viajeros artesanos de por aquí y con ellos hemos armado caravana. Rájalo se suma al circo, Iván me llama, en cinco minutos llega. Alfredo nos consulta para ver si necesitamos algo. Nada, nada, tenemos todo. Cartelitos en las paredes, una mesa para la feria y la gente ya está sentada, tomandose chelas y comiendo sanguchitos. Llega Iván, se acomoda, Julio pesca la guitarra... arrancamos. Canciones de esas fuertes y necesarias, cantadas a coro. Pandero y djembé acompañan. Iván toma la posta y con cita de La Resistencia de Sábato, incluida, presenta la noche golondrina. Sigue Julio, Pampero y los zapatos en el aire de Espíndola, esa interpretación poética maravillosa. Unas mínimas palabras de Pelado para contar de SomosViento y de la CASAESCUELAFÁBRICA y de la NAVEGOLONDRINA, dos poesías. La mala reputación de Georges Brassens en interpretación especial del Circo de la Imaginación y cierre a toda madre, con set de enganchados raggamuffin'. Luego, cervezas que van y vienen, la Tita que aparece con sanguches. Abrazos hermanados que hermanan más aún. Consultitas en la feria y la guitarra que empieza a dar vueltas. Alguna comida, algunas bebidas. Algunos del bar se van, otros vienen y las canciones empiezan a estirarse, hasta que entrada la madrugada, la Tita avisa que se va a ir dormir. Parroquianos habitués de este templo refugio búnker contracultural, canción mediante quieren convencer a la doña, pero ella insiste y la fiesta ha de trasladarse a otro emplazamiento. Claudio invita para su casa, de camino, torcemos el destino. Terminamos durmiendo en una casa, cerro bieeeeen arriba, en el cielo dicen. Desde allí, la vista de Conce, de la U de Conce, de este recorte universitario, es fascinante. Por la mañana, unas mínimas palabras entre los cinco circo imaginarios. De abrazo. La propuesta para este sábado es difusa. Bajamos a la plaza Perú, nuestro segundo hogar en Concepción.






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