martes, junio 28, 2005

Desnudado

La noticia del Times no es más que unos centímetros de palabras ocultos en las últimas páginas del diario que extendí sobre la mesa de nuestra cocina. Sólo reparé en ella por el título, por el repentino temor de que casi podríamos ser tú y yo: “Encuentran asesinada a una mujer que se hacía pasar por hombre y a otras dos personas.” El día de Año Nuevo, Brandon Teena, que había nacido hembra y vivía como un hombre en una pequeña ciudad de Nebraska, fue acribillado en una granja junto con la amiga blanca con la que se alojaba y un hombre afro-estadounidense. Brandon fue el único al que mutilaron con un cuchillo. La semana anterior lo habían violado los dos hombres a los que finalmente se detuvo por el asesinato. Pero antes, decididos a demostrar que “en realidad” él era una mujer, lo habían desnudado en una fiesta frente a una mujer con la que había salido. Unos días antes la policía había decidido que su vida era una impostura amenazadora. Cuando lo detuvieron por una infracción menor y su identificación no coincidió, la policía se aseguró de que la ciudad supiera que él mentía respecto de quién era. Pero él era claro con sus amig*s. Se sentía un hombre; no se sentía una mujer ni una lesbiana. No tenía dinero para operarse, todavía. En cuestión de un mes, estaba muerto.Cuando era chica tenía una pesadilla que aún reaparece en ocasiones: Estoy parada desnuda en el centro de un círculo de gente. Se ríen de mí, me señalan, gritan palabras soeces o me observan en silencio. Ell*s están vestidos. Yo estoy desnuda, reducida a mi cuerpo femenino, y siento vergüenza. Hay algo en mí que está mal. Antes pensaba que sólo las mujeres tenían esa pesadilla. Ahora pienso que todo el mundo sueña que lo desnudan, pero los dedos que señalan nos acusan de diferentes delitos. La gente estira la mano para demostrar que sabe mejor que nosotr*s mism*s cuál es la verdad sobre nosotr*s. Nos despojan de nuestra ropa, nuestras palabras, nuestra piel, nuestra carne, hasta que no somos más que una pila de huesos de carnicería, y luego señalan y dicen que eso es lo que somos.Me siento en nuestra cocina y leo un artículo del Village Voice sobre los asesinatos. La redactora, una lesbiana, chismea alegremente con ex novias de Brandon y repite detalles lascivos: cómo “ella” las engañó con un dildo, cómo “ella” no permitía que le tocaran el pecho, los muslos, los genitales. La redactora admite que Brandon vivía como un hombre, pero lo desnuda para demostrar que no lo era. Para ella, todo tiene que coincidir –genitales, ropa, pronombres-. Por otra parte, no podía ser tan buen amante de mujeres a menos que fuera una mujer. Ella decide que él es una lesbiana confundida; su tipo de lesbiana, escribe, una mujer butch que la atrae, que la calienta. El comisario, que se había negado a detener a los violadores cuando Brandon los denunció, dijo: “Por lo que a mí concierne, pueden decirle eso.” A lo largo de todo el artículo, la redactora lo llama ella: “La acribillaron.” La redactora nunca menciona que murió cuando insistió en que él iba a elegir sus propios pronombres

Minnie Bruce Pratt
Traducción de Joaquín Ibarburu
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Minnie Bruce Pratt, Activista, poeta y ensayista, nació en Alabama en 1946. Entre sus textos se encuentran The Sound of One Fork (poemas, 1981), We Say We Love Each Other (poemas, 1985), Rebellion: Essays 1980-1991 (Ensayos, 1991), Walking Back Up Depot Street . (poemas, 1999), The Dirt She Ate (poemas, 2003). “Desnudado” (“Stripped”) pertenece a su libro de textos breves en prosa S/he (1995). Más textos de Minnie Bruce Pratt en la sección
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