radiobembos+navegolondrinos=circoimaginarios en el camino hacia el sur chileno...

TRIGÉSIMO NOVENO PASO
Las voces conocedoras del lugar, nos recomiendan no volvernos a Molina esta nochecita. "Van a llegar cansados y a la vuelta, probablemente, deban venirse a dedo, porque las buses no andan toda la noche". "Entonces hoy cenamos y nos acostamos temprano y por la mañana, bajamos a Molina y de allí a Talca, donde poder trabaar para irnos lo más pronto posible a Chillán". Pero antes una función para la mamita, que tanto nos viene cuidando. "Y recorremos Pichingal con el espectáculo del Circo de la Imaginación". Los hijos sacan la mamita a la puerta, con un sillón. Los radiobembos se preparan, vestuario, maquillaje, juguetes. Uno que otro auto se cruza y de tierra bañan todo. Pero el show es luminoso. Mucho aplauso, mucho niño, cámaras de fotos y la sonrisa de la mamita. Terminamos, la abrazamos los cinco y arrancamos por la calle principal, con batucada. Tambor, palmas, bidón, voces inmensas a los gritos anunciando "esta noche gran función de circo en Pichingal, delante de los juegos". Poca gente, juegos de malabares y la propuesta de montar el circo unos metros más atrás, donde un paradero de bus. Allí vamos, se junta la gente se junta, nos ubicamos a la vera de la calle principal y arrancamos malabares con pelotas y clavas, Pampa, Pablo y Julio; Michel y su diábolo de luces; cornetita de Pampa; Pelado con Mondo Difficile y Mala Reputación. Un juego con la gente, coordina Julio, Pampa escupe el fuego y un final a puro tambor. Esta función es sin gorra, es un obsequio para el acogedor pueblo de Pichingal que tan bien nos trata. A la vuelta, una cena, un carrete abortado por culpa de un curado y unas canciones de despedida. El martes amanecerá cerca del mediodía. Aprontes, nos regalan frutas para el viaje y más frutas y más frutas. Germain nos lleva al bosquecito a disfrutar de los eucaliptus. Unos radiobembos se van en micro hasta la terminal de Molina con todos los bolsos. Los otros, hacen dedo. En plena plaza de Armas se encuentran todos. "En media hora salimos". Pasa la media hora. Unos cabrochicos se acercan con buena onda. Ronda de raggamuffin, comida, galletitas dulces, feria golondrina y el Nete, cabro macanudo de Molina nos recomienda que "Talca es brígido, mejor pasen la noche aquí y vayanse por la mañana". Discutimos la propuesta y decidimos quedarnos y hacer una nueva función en Molina. Una buena nueva función. Para pasadas las 22, lo prolongamos. Nuestros nuevos amigos cabrochicos nos hablan de un lugar para acampar, la cancha de los Torres, "aquí a cinco minutos caminando". John Zonzon, alter ego de Pampero, convoca a la gente. Una frazada oficia de telón. Mucho público y la mejor función de este circo viajero. Siete lucas, nos saludamos, nos felicitamos. Un completo gigante para cada uno y empezamos a trashumar las cuadras que nos separan de la cancha de los Torres. Con nuestros cabros amigos, ayudándonos. Unos jugos de fruta, tabaco armado, algún vino. Un fogón, unas canciones, el cuento de la mosquita (gran versión) y a dormir. Un manto estrellado reposa sobre nuestras carpas.