CUADRAGÉSIMO TERCER PASO
A Chillán llegamos a las 21. Entre dormidos y cansados, caminamos para la Plaza de Armas. El bus nos ha dejado medianamente cerca. Aquí viene bien para hacer un alto y comentar un dato, no de máxima relevancia pero que tampoco viene mal conocer: todas las plazas principales de las ciudades chilenas, se llaman Plaza de Armas y es desde allí desde donde se miden las distancias entre una ciudad y otra. Volviendo a Chillán, jueves aún, febrero aún, decidimos grupalmente no hacer función hoy. Hemos conseguido que nos dejen montar carpa en una pérgola de la plaza. Michel, Pablo y Pampa traen la propuesta de ir a tocar unos temas con tambores a una zona de pubs, para juntar unas monedas para tomar unas chelas (el pasaje a Chillán nos ha consumido la economía). Y entonces, con todos los bártulos a cuestas, arrancamos casi sin suerte. Recorremos bares y nada, tenemos una luca y nadie tiene a ese precio la cerveza. Después de mucho preguntar, nos hablan del Toro Vallo, bar que, ay dios!, resulta que está a media cuadra de la plaza donde vamos a dormir. El cansancio nos está matando, las mochilas pesan cada vez más. Llegamos al bar, nos disponen una mesa, amontonamos los bultos. Dos chabones, guitarra y voz amplificadas, cantan canciones populares de rock y folklore. Brindamos y nos acercamos a los músicos. Y entonces Julio saca la zamponia (¿sikus?) y acompaña canción. Michel se suma con djembé. Los músicos del bar se toman descanso. "¿Puedo?", pregunta Julio, señalando la guitarra. Y entonces arranca set que incluye guitarra y tambor, y que continúa con enganchadito raggamuffin' y MalaReputación. Pampa, mesa por mesa, ofrece publicaciones. Un argentino copeteado deja una luca. Nos regalan tragos. Con el bar cerrando, finalmente nos vamos a dormir. Una pérgola, tres carpas y una buena noche.
CUADRAGÉSIMO CUARTO PASO
Temprano temprano, nos despierta cuidador de la plaza. Ya es de mañana y el movimiento de gente en la Plaza de Armas de Chillán, nos obliga a levantar campamento. Julio se instala con guitarra en el centro de la plaza, a cantar jaivas, solilluvias, victorjaras y violetas. Pampa y Pelado arrancan para Avenida Ecuador para hacer semáforo. Michel y Pablo también. Pelado abandona pronto y decide instalarse con feria de publicaciones en la plaza. Al rato vuelven losotros tres, Avenida Ecuador no ha ofrecido mucho. Intercambios, conversaciones, malabares, músicas y lecturas. Hoy viernes 29 de febrero termina feria por aquí. Harta cantidad de puestos, artesanías, regionales y libros usados. A las seis de la tarde, nos han dicho, es conveniente montar el circo. La idea es terminada la función, partir enseguida para Bulnes e instalarnos en el río. Los cinco viajeros quieren un lugar tranquilo donde parar un poco, pensar, ensayar. Conversaciones en la FeriaGolondrina y un sol que castiga con vehemencia de siesta estival. Julio hace sus últimas canciones, se suman los otros cuatro. Michel y Pablo traen una propuesta para la noche: mientras tocaban raggamuffin' en plena peatonal, unos cabrochicos los han invitado a un carrete "con alcohol gratis y lugar para pasar la noche". Es en Chillán Viejo, el bus hasta allí cuesta unos $250. Aprobamos la idea, pero comprometiéndonos a salir para Bulnes sábado temprano en la mañana; una tía de Pablo nos esperará allí con un almuerzo. Ya son casi las seis de la tarde, nos empezamos a alistar, maquillaje, vestuario. Elegimos un sector de la plaza y levantamos telón, salimos con murgón para hacer convocatoria. Y empezamos por fin. La función sale bien, el público está algo disperso, la recaudación es suficiente, el balance nos pide ensayos y organización. Michel y Pablo van a comprar para cenar al supermercado. Una marcha por la libertad de los presos políticos mapuche, pasa delante nuestro, unos radiobembos acompañarán. "Para Chillán Viejo, los buses pasan por la esquina del BlockBuster hasta las 21.30". Vuelven los cabros del súper con pan, jamón y queso. Caminamos dos cuadras y ya en el paradero y temiendo que no haya ya buses para nuestro destino, abordamos dos taxis colectivos. "A la plaza de Chillán Viejo, por favor".
CUADRAGÉSIMO QUINTO PASO
Allí entonces, en plena plaza, cenamos hasta que caen los cabrochicos del carrete. Es en casa del Cote. Caminamos en caravana, otros cabrochicos se van sumando durante el camino. Ya en el lugar, dejamos bolsos en pieza de anfitrión y nos incorporamos. Casa adentro, reggaeton y luces bajas; en el patio, un tablón con bebidas. Guitarra en mano, Julio arranca con canciones. Tambores, radiobembos; Che Carlitos, crédito local en bongó. Vino, cerveza, Cooler (vino con jugo preparado, que se compra en tetra). Llega más gente. Más canciones, juegos, mágia, malabares, dreadlocks en vivo. Los cabrochicos se prenden en la wueáa (hueváa... osea, se prenden en toda esta movida). Afuera de la casa, Michel con diábolo de luz. Los carabineros vienen unas tres o cuatro veces, alertados por el bullicio y algún que otro vecino. Seis y media de la mañana, padre de Cote decreta final del carrete. En la casa, sólo quedamos el anfitrión y estos cinco viajeros.
1 comentario:
* hasta que llego la parte de su historia que tenia tantas ganas de leer :D jaja sin duda alguna fue un gustazo conocerlos y compartir con ustedes aquella noche de carrete en la casa del cote :D
hoy dia supe que pasaron a chillán de nuevo, como dos horas (algo asi) me hubiese encantado volver a verlos ! pero no se pudo no más ! ajaj para la proxima ;)
ojala que esten mega bien ! un abrazo enorme :D
falto poner que bautizaron de "macarron" al caballo del pablo jaja :D
J e k a *
Publicar un comentario