viernes, febrero 22, 2008

más crónicas golondrinas... nuevos pasos caminantes!

VIGÉSIMO SEXTO PASO

El Pacífico, violento. Vírgen oleaje, placer de surfers. Un teléfono suena. ¿Los santiaguinos? No, la Marce, desde Valparaíso, con saludo y deseo de buen viaje. Otro telefonazo. Pablito santiaguino desde el otro lado. "¿Dónde están cabros?". "De la playa principal, al costado. Donde se meten los surfistas". Al rato aparecen Julio y Pablo. Se sorprenden de los cortes de pelo de estos golondrinos. Los navegantes han dejado sus gordas mochilas en un puestito de artesanos. Las pasan a buscar y salen caminando a casa de unos tíos de Michel, donde los santiaguinos están acampando. Allí Cris, la Vane, Cati, Michel y la loca Paxy. Nada de excursión, se han pasado todo el domingo recuperándose de caravana de carretes interminables. Reventados tras una semana de trabajar para comer y carretear. El sábado aún les duele. Resaca, que le dicen. Tomamos once (especie de merienda, pero mucho más abundante). Esta noche de domingo la pasaremos en casa de otra tía de Michel. Aquí, él tiene parientes y amigos por doquier. Incluso el mejor surfista de Chile, Ramón Navarro, es primo de él. Casi sin fuerzas, noche de domingo, este todo rejunte trasandino baja al pueblo a hacer unas monedas para cenar. Los santiaguinos han venido dándole forma a las cachivacheadas de micro y semáforo, bautizándo toda esa fuerza con el de-boca-en-boca nombre, "RadioBemba". En el objetivo Punta Arenas, se suman los golondrinos navegantes y el debut es en plena vereda de turística calle céntrica de Pichilemu. Caras pintadas, mimos, juegos, tambores, capoeira, canciones, mágia, malabares. Casi diez lucas se vuelven un bidón de vino con jugo de piña y un pollo asado para nueve. Arremeten con gula todos, en pleno Parque Ross y luego bajan a la playa Puntilla, donde los reciben más de diez fogones inmensos en la arena; la luna besando el mar. Cada fogón, una atmósfera propia. Suena raggamuffin', suena Victor Jara, Víctor Heredia, Sui Generis y la Mala Reputación. Suena la Colombina de Jaime Roos y algún reggaeton y algo de hip hop, seguro suena por ahí. Es larga la caminata de vuelta. El domingo se duerme con los colores de un amanecer de lunes 18.
VIGÉSIMO SÉPTIMO PASO
18 de febrero de 2008. Pese a los restos del carrete, el lunes se despierta a media mañana. Varios radiobembos bajan al pueblo por trámites varios. La Cati vuelve a Santiago tras el almuerzo; la Vane, Cris y la Paxy, programan respectivas vueltas para el martes. El equipo se divide en dos cuartetos para hacer los 6km a Punta de Lobo, "el lugar que eligen los surfistas". Cris, Pampa, Pelado y Julio, sin suerte en el dedo, caminan la playa hasta llegar a destino. Vane, Paxy, Pablo y Michel ya han llegado, camioneta mediante. Las olas son gigantes, los surfistas lo saben y por eso prefieren estas playas. Espléndidos miradores y dos peñascos característicos, emplazamiento de familias inmensas de pelícanos y gaviotas. Los radiobembos saludan al sol que se va, con un coro de tambores, malabares y capoeira, que han concebido la noche anterior: "el sol ya se esconde y la luna, la luna, la luna se baña en el mar". Así hasta que finalmente el astro mayo se pierde en la inmensidad misteriosa del Pacífico. Un aplauso al cósmos y las letra de la canción, que muta un poquitín: "el sol ya se escondió y la luna, la luna, la luna se baña en el mar". Una gorra, unos pesos y a manguear pasaje de vuelta a Pichilemu. Una camioneta macanuda nos lleva atrás los 6km correspondientes. Cantamos, cantamos, cantamos. Estas playas exclusivas de gringos y los cachivaches cachureros radiobembas, que celebran la existencia, con unos fideos y se acuestan a dormir temprano. Saben que el viaje sigue y ya empiezan a soñar con nuevos horizontes y nuevas puertas que se abren.


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