Ariel VictimAire, un caprichoso inconforme e infantil.
de Veinte pungas contra un pasajero (2003, Editorial Vox):
Enderezo de la muerte
La muerte se lleva al empresario
al ganadero al banquero y al kiosquero
entre rezos y rosarios se traga al cardenal
al cura al monaguillo y al obispo:
a todos en el Santo Obispado.
Se lleva a la rosa al rosal y al piquetero
a Pedro a Luis Alberto a Ricardo en castellano
a Patrick Philips y Francis en inglés arábigo.
La muerte habla todos los idiomas
maneja todos los carros se lleva las bellezas:
Cristina Virginia Josefina ¡Eloísa!
que rompe el corazón de Javier Barilaro
La muerte se halla cara a cara con una ticki
bastaría un soplido de una de las dos...
La tonta trastabilla traga saliva temblequea
ante una ticki no se anima a salir a flote.
La muerte se lleva al agrónomo al financista
al punguista al troquelador de cartones
a la cartonerita al esbelto profesor de latín
a todos en horario se les presentará
en la vida, no se olviden...
de La Cartonerita (2003, Editorial Vox):
Deslizador
Por las tardes las niñas
suben a la explanada,
se arrojan desde lo alto del
deslizador y caen sus nalgas
sobre la arena húmeda,
corren hacia la explanada,
se arrojan desde lo alto del
deslizador y caen sus nalgas
sobre la arena húmeda,
corren hacia la explanada
se arrojan desde lo alto.
La otra y vos
Hoy te escribo
este poema
que mañana
tacharé
con lapicera
en el mismo
pondré
el nombre
de la otra
pues hoy día
estoy enamorado
de esa a quien
mañana no querré más.
Mañana estaré
desamorado
de la que amo hoy.
Estaré pensando
en pasado mañana
y dejaré descansar
a la que hoy quiero
para empezar
a querer
a la que ya
no quiero hoy.
¡Eso es el amor!
Volver a querer
lo que se quiso ayer
y dejar de apreciar
lo que se querrá
mañana.
Solamente así
y así tan solo,
queriendo hoy
lo de ayer,
se podrá volver
a querer
lo de mañana.
Toalla
Mientras las leves nubes
de la lluvia,
depositan breves gotas
temblorosas,
estás secándote en el baño
y no escuchás el ruido
que hace el agua,
cuando la piel peluda
de la toalla, roza,
la piel mojada de tu cara.
de Como un paraguayo ebrio y celoso de su hermana (2005, eidtorial Vox):
El llenagóndolas
Pero ¡la putísima madre!, miren quién coños
llega acá, el señorcito llenagóndolas, un
prócer total, claro a ustedes este
nombre no les dirá nada. Más que nombre les
dice algo a ustedes; Carlitos Monzón, Walt Whitman,
J. L. Ortíz; nadita de nada y carita de feculax...
No obstante ahí estás, alto y caminando
bajo la luza que no es otra lámpara que la del desamparo
de andar perdiendo el tompie por un supermercado.
Adriancito Frascarelli, un trabajador de este país.
Como si a este país le hicieran falta trabajadores
vos y otors haciéndole loas...
El hombre capaz de cargar góndolas
en el paraíso del capitalismo: el supermercadismo
tercermundista. Un tipo que no baja jamás
la cabeza y repone, repone, llena góndolas.
El llenagóndolas del Sur, Adriancito, una máquina
de hacer cosas...
Señores ahí viene el tirapapaas, el rompebolsas
de zanahorias, el gran llenagóndolas hasta el tapete,
Adrián Frascarelli el repositor de supermercado.
Aprendan algo de él, en medio del neoliberalismo
se luce dando pruebas de honorable sudor.
Carrefour tiene un solo motivo de existir:
¡Contrató al llenagóndolas más rápido
y hermoso de Sudamérica!
París, oí, allí va el llenagóndolas.
¿Edison Quispe? ¿Hernán Hurtado?
¿Manuel Pereyra? ¿Gustavo Donaire?
¿Santiago Vega?
¡Adriancito Frascarelli!
Muchachas: un día llegará otra época;
una moda que no veremos inundará el país
otra manera de pensar y ver televisión,
de escribir poesía; todo se vuelve anticuado
finalmente; cuando eso suceda, mi hijo tal
vez tendrá sus hijos grandes, no habrá supermercados
y el internet será una cosa inútil de antaño.
Si vivo, si estoy negro aún,
(con los años me voy blanqueando)
les hablaré del llenagóndolas, de una época de dominicanas
y ustedes abrirán la boca como un sapo:
¡Ufa, con la misma historia otra vez!
A un señor muy rico para que nos regale una casa...
¡Ay, ahí va, baja de su increíble auto lujoso
el señor millonario -¡el flamante empresario o el
sindicalista del gremio de los Camioneros!-
Nosotros somos los indigentes del parque
y antes que corra a su casona
nos salimos al cruce con nuestras vidas de plastos rotos
a que nos regale una casa.
Señor millonario, cuántas millones tenés
y un par de pesitos para ti no son nada.
En pago a nuesta miseria, regalanos
una casa hueca, vacía, sin flores, fea,
algo que tape por las noches el brillo
infame de las estrellas.
Los libros del Centro Editor
¡Son lejos lo más lindo de la historia cultural argentina!
¡La fantasía del editor, los coloridos libros del Centro Editor,
son transmisiñón absoluta!
Y sus fascículos de Los Grandes Poetas con los cuales aprendí a leer!
Centro Editor fuiste más importante que mi padre y mi madre y
en mi juventud estuviste a la altura de Boca Juniors!
Hijo, Suni, cuando me muera vendan todo, que no haya en la casa
las cosas de un muerto, pero a los libros del Centro Editor
entiérrenlos conmigo!
1 comentario:
cuál es la verdadera identidad de El Enzo y la Carrozzo? buena pregunta, jefe, ya lo averiguaré...
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